Poner en aplicación esta importante ley espiritual puede realizarse con facilidad, en cualquier lugar y cualquier momento, y el mejor beneficio de la integración de esta ley en nuestra existencia diaria es que nos permite descubrir con una creciente alegría que, de hecho, todo lo que ofrecemos a los demás en realidad nos lo ofrecemos a la vez a nosotros mismos. Entonces cuando ofrecemos a aquellos que merecen los regalos divinos y aspiramos a ofrecerles, con la ayuda de Dios, en el momento apropiado, todo lo que necesitan para su bien y su transformación interior, actuando con un estado de profundo entusiasmo y abnegación llegamos a ser de este modo, un canal divino y misterioso en y a través en la cual se manifiesta cada vez Dios Padre. Actuando de esta manera, una parte importante del bien que ofrecemos o hacemos a los demás nos corresponde entonces a nosotros, en simultaneidad.
Mucho tiempo atrás, Jesucristo nos reveló una de las más importantes leyes espirituales divinas cuyo valor es inmenso. Esta ley fue enunciada entonces en pocas palabras llenas de sabiduría; “Pide y se te dará, golpea y se te abrirá, busca y vas a encontrar”. Aunque es enunciada en un modo sencillo, esta ley divina tan importante nos hace entender que entonces cuando Le pedimos, animados de amor, fe y humildad la ayuda a Dios Padre, Él nos regala después, en el momento justo, todo lo que es bueno y lo que nosotros necesitamos. Estudiando con atención esta importante ley divina, descubrimos que permanentemente, Dios Padre es quien nos ofrece, muchas veces de una manera misteriosa, todo lo que le pedimos que sea bueno y divino. Para hacer que entre en acción esta importante ley divina se debe primero manifestar una fe inquebrantable en Dios, amor y humildad. Estudiando con atención el enunciado de esta ley divina descubrimos que en realidad Dios Padre es y permanece siendo para siempre la fuente o de otra maner,la cornucopia que nos ofrece todo lo bueno que le pedimos y que necesitamos.
Meditando sobre esta importante ley divina, algunos de nosotros podríamos preguntarnos, “¿Seria posible que nosotros, los seres humanos, en la hipóstasis de seres humanos que hemos sido creados según la imagen y semejanza de Dios podamos actuar a nuestro turno de tal modo que Dios regale (en y a través de nuestros seres) el bien o los regalos divinos que los seres humanos (que estén preparados para recibir todo esto) necesitan?” La respuesta a todas estas preguntas es: “Si, sin duda alguna cada uno de nosotros podemos llegar, en algunas condiciones, a ser canales divinos misteriosos en y a través de los cuales Dios Padre se manifiesta para ofrecer el bien y los regalos divinos que imploramos con humildad y abnegación para que los ofrezca a través nuestro”. Todas estas y muchas otras cosas que son buenas hermosas, divinas y verdaderas llegan con facilidad a ser posibles entonces cuando entendemos y ponemos en practica de un modo constante La Ley del Ofrecimiento Oculto. A través de poner de un modo perseverante y atento en practica la Ley del Ofrecimiento Oculto, cada uno de nosotros llegamos y permanecemos siendo un canal divino misterioso en y a través del cual Dios Padre se manifiesta. Actuando de esta manera, permaneciendo animados por una fe inquebrantable en la ayuda que Dios Padre ofrece a través de nosotros Le imploramos con humildad y abnegación a Dios Padre que se manifieste en y través de nuestros seres y Le pedimos llenos de humildad y esperanza que se manifieste a través de nuestro ser para ofrecer a todos los que estén preparados para recibir los regalos divinos que nosotros le pedimos. Actuando de esta manera descubrimos una relación misterios entre esta importante ley espiritual que fue revelada por Jesucristo “Pide y se te dará, golpe y se te abrirá, busca y encontrarás” y la Ley del Ofrecimiento Oculto.
Desde el inicio, debemos tener en cuenta que, en el caso de esta importante ley espiritual un gramo de práctica vale como una tonelada de teoría. El entendimiento del valor extraordinario de esta ley espiritual simple nos puede ser revelado a través de la experiencia directa. En el caso de esta ley espiritual, solamente quienes traten de ponerla constantemente en práctica se van a convencer de su insospechable valor, que asegura una rápida transformación interior. Un importante dicho de la sabiduría dice: “Saber, querer, gozar y callar”. Este dicho antiguo de la sabiduría se aplica perfectamente en el caso de poner atenta y perseverantemente la ley del Ofrecimiento Oculto en práctica.
Entre otras cosas, la Ley del Ofrecimiento Oculto nos revela una misteriosa y permanente conexión que se realiza a través de los procesos de resonancia oculta entre el Macrocosmos y el Microcosmos de nuestro ser. De esta manera, cada uno descubre que nada es por casualidad, descubrimos que nunca estamos solos y concientizamos la conexión misteriosa que nos une con todo el Macrocosmos.
Ofreciéndonos llenos de abnegación a este noble ideal, lograremos de esta manera profundizar, a través de una experiencia directa, cada vez más el misterio divino del ofrecimiento. Dicho con otras palabras, estando animados de entusiasmo, aspiración y abnegación podemos experimentar de un modo directo, cada uno de nosotros, la importante Ley del Ofrecimiento Oculto. Esta ley espiritual, que es conocida por los grandes iniciados, puede ser definida de un modo breve de este modo: entonces cuando ofrecemos, llenos de abnegación, entusiasmo y de la noble aspiración de ser un perfecto canal divino, lograremos a la vez para nosotros mismos una parte considerable de todo lo que ofrecemos a los demás. Entonces cuando integramos en nuestra vida esta ley descubrimos a través de una experiencia directa inefable que nosotros mismos también aprendemos y nos transformamos enseñando a los otros y ayudándolos a transformarse. De esta manera, nos podemos dar cuenta, cada unos de nosotros, que esta noble misión a la cual nos consagramos, acelera, a la vez, nuestro propio crecimiento espiritual y nos ayuda además de esta manera a crecer día a día, así como los otros seres crecen únicamente a lo largo de años de vida. Aunque a algunos de nosotros nos puede parecer exagerada esta afirmación, podríamos observar a través de profundizar esta experiencia oculta que este aspecto revelado aquí es perfectamente valido. Observamos un proceso misterioso de aceleración y de crecimiento sorprendentemente rápido en nuestro propio universo interior. De esta manera, nos abriremos hacia una sublime e inefable experiencia espiritual en el marco de la cual nos manifestaremos como un canal o un relé divino que ofrece a los otros seres desde las esferas sin fin de fuerza que hay en el Macrocosmos, de donde podemos extraer las energías y los aspectos espirituales que necesitamos, para ofrecer a quienes estén abiertos para recibir todo lo que les ofrecemos desde Dios. Para esto es importante llegar a ser canales divinos perfectos, en y a través de los cuales se manifiestan las esferas sinfín de fuerza que hay en el Macrocosmos y con las cuales entramos en resonancia oculta especialmente cuando ofrecemos.