OPTIMISMO

Sentido de humorEl optimismo es uno de los tópicos que mayor interés ha despertado entre los investigadores de la psicología positiva. Puede definirse como una característica disposicional de personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos. Es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables. El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.

La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

En general, las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más perseverantes y exitosos e, incluso, a tener mejor estado de salud física. De hecho, uno de los resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas personas que poseen altos niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir fortalecidos y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.

Ya conocen el juego viejo con un vaso medio (lleno o vacío) de agua. Este breve cuestionario nos permite dar cuenta si somos optimistas o pesimistas.

El optimismo embellece

No hay que confundir el optimismo con la alegría. El optimismo no conduce siempre a una alegría expresada sino que proporciona  paz interior a la persona, y esa paz proporciona una belleza  serena que ilumina la personalidad. También en muchas ocasiones alegra la vida, pero no siempre. Cuando ocurre una desgracia, por ejemplo, la persona optimista estará triste, pero no desesperada. El optimismo vence al desaliento y al abandono que siempre afean la personalidad.

Existen dos tipos de personas: las que confían en si mismas y en los demás y las personas desconfiadas. Las primeras son normalmente personas agradables, serenas con las que da gusto estar y charlar y que caen bien a los demás, poseen una bella personalidad independiente de su aspecto físico

Las personas ricas, guapas, simpáticas, con una buena formación y un buen trabajo pueden vivir en un estado de optimismo falso. Creen que son optimistas porque no han fracasado, pero pueden no ser optimistas si no saben relacionar lo que ocurre, sea agradable o no. La persona que se encuentra satisfecha simplemente porque las cosas le van bien, tiene muchas posibilidades de sentirse defraudada, sola, etc. porque no habrá aprendido a confiar en los demás, a reconocer el valor del esfuerzo y del fracaso soportado con alegría y a sacar consecuencias positivas de situaciones que parecen poco aprovechables.

En la situación contraria se encuentran las personas desconfiadas, especialmente si su desconfianza se basa en el hecho de haber fracasado muchas veces o por no haber encontrado el apoyo de nadie para ayudarles. Estas personas no llegarán a ser optimistas si no aprenden a salir de si mismas, a dejar de buscar su propia satisfacción, si piensan que ellas tienen también que ayudar a los demás. La que sólo piensa en su propia satisfacción continuamente sufrirá desengaños, y el desengaño solo conduce a la tristeza, a posturas pesimistas.

Optimismo y pesimismo

La persona optimista es la que espera, piensa, desea, etc, siempre lo mejor pero sabe aceptar cualquier otra solución deportivamente y con paz. Ser optimista cuando todo sale bien es bastante sencillo, pero el triunfo personal, los éxitos conducen a un optimismo falso. Pensará que es optimista porque no ha fracasado, no tiene razones para el pesimismo, pero no es optimista porque no sabe relacionar lo que ocurre sea agradable o no con otros fines fuera de si mismo.

En el momento de pesimismo se pueden destacar dos elementos: La dificultad real de la situación a resolver y la dificultad interna de la persona para enfocar la situación adecuadamente. También aparece una manifestación: la crítica negativa.  Ver el realismo de las situaciones es algo tremendamente difícil, la mayoría de las personas analizan las situaciones de dificultad con tal carga de subjetivismo, con un enfoque tan personal que resulta difícil centrar la dificultad real. Hay un tipo de personas más realistas que tratan de analizar los hechos con objetividad pero también añadirán a ellos su particular interpretación. Las personas optimistas van más allá de los datos reales para centrarse, en primer lugar en las circunstancias positivas, en las posibilidades de mejora de la situación. Teniendo en cuenta las deficiencias pero sabiendo que muchas veces puede superarlas. La crítica negativa, por seguir el ejemplo anterior, es incompatible con el optimismo.

Una persona con un jefe autoritario puede pensar. “Es imposible hablar con este hombre que además no vale para nada, por eso esconde su mediocridad bajo una capa de autoritarismo”. Sin embargo, el optimista pensará en primer lugar en los méritos que tiene su jefe, en el estrés que sufre, en los problemas que tiene que solucionar e intentará comunicarse con él aunque sea en pocas cosas.

El Yoga y el optimismo

De punto de vista de los yoguis, el optimismo es un estado de resonancia con algunas energías benéficas del Universo. Cuando un hombre es optimista, entonces se pone en la misma frecuencia con todos los pensamientos optimistas del Universo y atrae en su mente pensamientos iguales que lo carga de una gran fuerza. En ese momento, el hombre será ayudado no solo de su fuerza sino de todo el Universo.

A revés, cuando somos pesimistas, entramos en consonancia con todos los pensamientos de desesperación del Universo. Claro que, en aquel momento, nuestra fuerza de actuar va a disminuir mucho por los pensamientos pesados que recibimos en nuestro ser.

Beneficios del optimismo

Beneficios de ser optimista en los estudios

Ante un suspenso o una nota más baja de lo esperada, una persona optimista se llevará un gran disgusto, tendrá sentimientos de fracaso y es posible que pase un momento de depresión, pero seguro sabrá salir pronto del pozo y reponerse. La pesimista, seguirá deprimida durante varios días; incluso meses.

Una conclusión posible de todo esto es que los hábitos de pensamiento optimista son un buen “antídoto” contra la depresión.

Beneficios de ser optimista en el trabajo

Al optimista cuando algo le sale mal, cuando tiene que arriesgarse con cosas nuevas o cosas que no le gustan, suele ser la persona más perseverante, y la que se muestra más inmune al sentimiento de impotencia. Se crece ante las dificultades.

Por ejemplo, un trabajador que se dedique a la venta por teléfono de cualquier producto, si es optimista tendrá más éxito. Cuando las personas se nieguen a aceptar su producto o le dejen con la palabra en la boca, se dirá para sus adentros “era justo la hora de la comida”, “estaría ocupado con mil cosas” o, simplemente, no hará ninguna reflexión y seguirá intentándolo con la siguiente llamada, animado hasta conseguir un cliente. El pesimista, ante las mismas dificultades, pensará que no sirve para vender, que nadie va a comprarle ese producto Esos pensamientos harán que la siguiente llamada le salga peor y, finalmente, que se rinda.

De todo esto se puede extraer una conclusión: el optimismo es la clave del éxito en muchos trabajos. Las empresas lo saben, de ahí que sea más probable que seleccionen a gente con esta característica.

Beneficios de ser optimista en la salud

La mente influye sobre la enfermedad. Así el optimismo es una característica que está en condiciones de producir buena salud. La esperanza sostiene la vida y la desesperanza basta para destruirla o provocar enfermedades físicas. El sentimiento de impotencia, de no tener control sobre las cosas, de no tener capacidad de elección, es característico en las personas pesimistas.


LOS EFECTOS DE LA RISA Y EL SENTIDO DEL HUMOR

La convicción de que la risa actúa benéficamente es muy antigua ya que se remonta a Galeno, considerado -junto a Hipócrates- uno de los padres de la Medicina Occidental alopática. Galeno e Hipócrates cultivaron la teoría de los humores. Entre ellos, la atrabilis o bilis negra decían que se cobija en el hipocondrio que es el lugar que se sitúa entre las costillas y la parte superior del estómago. La atrabilis, según estos sabios antiguos, es como la somatización de la angustia. Con lo que la risa actuaría en forma de masaje liberando la atrabilis.

Pues bien, esta antigua teoría ha sido confirmada científicamente por investigadores modernos. El doctor Marvin E. Herring -de la Escuela de Medicina Osteopática de Nueva Jersey- confirmó que la risa ejerce un masaje en el diafragma, el tórax y el abdomen beneficiando al corazón, los pulmones e, incluso, al hígado.

Un médico inglés del siglo XVII dijo: "la llegada de un buen payaso al pueblo hace más por la salud de sus habitantes que 20 burros cargados de fármacos".

A la edad de entrar en guardería, los niños se ríen unas 300 veces al día, mientras que los adultos se ríen una media de unas 17 veces al día (mujeres y hombres ríen por igual, pero de cosas diferentes)

Según el psicólogo Steven M. Sultanoff, antiguo presidente de la Association of Applied and Therapeutic Humor, el sentido del humor influye en nuestra salud de diferentes formas. "El humor estimula la risa y, como sabemos, la estimulación fisiológica a través de la risa conlleva una serie de beneficios para la salud. Parece reducir el estrés; estimula la producción de inmunoglobulina A y tiende a estimular los linfocitos T, que son anticuerpos que combaten las infecciones". También reduce la hormona del estrés, que puede debilitar la respuesta inmunitaria.

Numerosas investigaciones han mostrado cómo las personas que sienten de forma crónica emociones estresantes, como la rabia, depresión o ansiedad, sufren un impacto negativo en su salud debido a dichas emociones. Los estudios más numerosos se han realizado en enfermedades del corazón y muestran que las personas crónicamente enfadas y hostiles tienen un riesgo de 4 a 5 veces mayor de tener un ataque cardíaco que el resto de las personas. Quienes tienen una actitud negativa y pesimista hacia la vida son más susceptibles a padecer enfermedades habituales como resfriados y problemas digestivos.

La risa produce una estimulación que es a la vez relajante. La risa estimula también indirectamente las endorfinas, que son los analgésicos naturales de nuestro cuerpo, aumentando la tolerancia al dolor.

Pero la risa no sólo nos proporciona una estimulación fisiológica sino también nos proporciona una experiencia emocional satisfactoria. Si una persona está deprimida o enfadada y alguien la hace reír con algún comentario gracioso, su estado de ánimo cambia inmediatamente y la ira o depresión se desvanecen, al menos momentáneamente. Por eso el sentido del humor es una poderosa arma para utilizar en los momentos difíciles de nuestras vidas.

El humor es también una experiencia social, nos ayuda a sentirnos más relajados con los demás, fomenta la sensación de unidad y pertenencia al grupo y reduce los sentimientos de soledad o aislamiento. Cuando te ríes con otra persona te sientes más unida a ella.

El sentido del humor supone creatividad e ingenio, implica un modo de ver las cosas diferentes, absurdas y burlescas, que acaba con el exceso de seriedad con el que demasiadas veces enfrentamos la vida. Nos ayuda a ver las cosas desde diferentes perspectivas. Por tanto, estimula nuestra creatividad. De hecho, el doctor William Fry, profesor de psiquiatría de la Universidad de Stanford considera que la creatividad y el humor son idénticos. "Ambos implican poder juntas dos cosas que no tienen una conexión obvia y crear una relación". Por tanto, el sentido del humor es un modo de pensar e interpretar la vida.

Los científicos nos dicen que REÍR 5 MINUTOS EQUIVALE A 45 DE AERÓBIC.

Lo que muestran las investigaciones scientificas

  • Las personas estresadas que tienen un gran sentido del humor se vuelven menos ansiosas y deprimidas que aquellas en las que el sentido del humor está menos desarrollado, según la investigación de los psicólogos Herbert Lefcourt (University of Waterloo) y Rod Martin (University of Western Ontario)
  • Investigadores de la West Chester Univertity, en Pennsylvania encontraron que los estudiantes que utilizaban el sentido del humor como un mecanismo de afrontamiento tenían más posibilidades de tener un estado de ánimo positivo.
  • En un estudio con ancianos deprimidos y suicidas, los pacientes que se recuperaron fueron los que mostraron tener sentido del humor (Joseph Richman, Albert Einstein Medical Center).
  • Los niveles de inmunoglobulina A, un anticuerpo secretado con la saliva para proteger contra gérmenes invasores de las vías respiratorias altas, decae durante el estrés, pero decae menos en personas que puntúan a más alto en las escalas para medir el sentido del humor.
  • Un estudio realizado con niños enfermos de cáncer mostró que aquellos con mayor sentido del humor, tenían un mejor ajuste psicológico al cáncer, de modo que les resultaba más fácil vivir con esta estresante enfermedad. También tenían menos infecciones  que los niños con menos sentido del humor.

Experiencias de autocuración por el humor

Son numerosas las pruebas de que el humor nos protege de la enfermedad y nos puede ayudar a sanar. Es el caso de Norman Cousins, autor de Anatomía de una enfermedad, quien narra en su libro cómo se curó gracias a la risa de una enfermedad tan grave como la espondilartritis enquilosante tras ser desahuciado por los médicos e intoxicado con los fármacos que le recetaron.

El autor, periodista científico colaborador de las más importantes revistas médicas norteamericanas, recordó entonces que Galeno, en el siglo I, situaba en el hipocondrio el lugar donde se localiza la angustia. Cousins acababa de llegar de Rusia cuando se le manifestó la enfermedad tras un viaje estresante y lleno de fracasos profesionales. Así que entendió que lo inminente era liberar su hipocondrio a través del masaje que la risa proporciona y exteriorizar así su agresividad contenida. ¿Y cómo lo hizo? Pues encerrándose en una habitación con vídeos de Buster Keaton, Charles Chaplin, el gordo y el flaco y otros muchos igualmente graciosos que pudo encontrar. Singular "tratamiento" que acompañaría con grandes dosis de vitamina C.

Cousins cuenta en el libro que descubriría así que diez minutos de risa visceral y franca equivalen a dos horas de sueño libre de dolores. Y lo explica: su médico, el doctor Wiliam Hitzig, le había hecho una prueba comparando la velocidad de sedimentación de su sangre antes y después de una sesión de risa, comprobando con sorpresa que ésta se reducía.

Y como la velocidad de sedimentación es reflejo de la magnitud de una inflamación o infección existente en el cuerpo, era una buena señal. Después, el proceso curativo demostró que ese descenso no era momentáneo sino acumulativo. A raíz de esto, Cousins fue llamado para que colaborara con la UCLA (la red de hospitales de California) y allí convirtió su labor en un apostolado y una asesoría para médicos. Después, en Principios de autocuración, expondría esa experiencia en la que ayudó a numerosos enfermos de cáncer.

William Fry, investigador norteamericano con quien el latinoamericano Luis Muñiz ha trabajado en Nueva York y que preside la Sociedad Internacional de Estudios sobre el Humor, equipara la risa a una forma de ejercicio físico que obliga a jadear y a resoplar, y que acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión sanguínea, aumenta la frecuencia respiratoria y el consumo de oxígeno, estimula los músculos de la cara y del vientre... además de relajar a los que no participan en el acto de la risa.

Es más, la risa restablece la homeostasis -es decir, el equilibrio biológico- tanto de las células como de todo el organismo.

Cultivar el sentido del humor a lo largo del día es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu salud. En cada cosa que hagamos, incluso estando solos, podemos encontrar algo gracioso si estamos predispuestos a ello.

Para sentir los beneficios del sentido del humor, obviamente hay que tener primero sentido del humor. Algunas personas parecen tener más que otras y son las que más se benefician de sus efectos. Pero eso no significa que si hasta ahora no has tenido mucho sentido del humor no puedas empezar a tenerlo si te lo propones. Lo primero que has de hacer es preguntarte por qué hasta ahora has tenido tan poco sentido del humor. ¿Tal vez es porque tiendes a tomarte la vida demasiado en serio y no te permites bromear con cosas "serias"? ¿Tal vez piensas que ya no tienes edad para estar de broma? ¿A la vez otras emociones negativas intensas te han hecho perder el sentido del humor, como la ansiedad, la depresión, etc.? En cualquier caso, para empezar a beneficiarte del sentido del humor, has de empezar por desear hacerlo.

El siguiente paso consiste en descubrir cómo es tu sentido del humor: observa qué cosas te hacen reír. Luego busca películas, libros, revistas, páginas webs, etc. que encajen con ese tipo de humor.

Reírse de uno mismo es quizás el modo más terapéutico del humor. La risa, en sí misma es beneficiosa por sus efectos fisiológicos, pero la risa que nos beneficia emocionalmente es la que nos ayuda a ver nuestros problemas desde diferentes perspectivas y a no ser tan trágicos. Por tanto, observa tu vida, tus problemas, tu situación, tus defectos, tu mala suerte y trata de hacer un chiste con ellos. Pero no utilices esta estrategia para evadirte o huir, sino para normalizar tu estado de ánimo y sentirte mejor para así poder buscar soluciones efectivas a dichos problemas.

Rodéate de personas con sentido del humor. Comparte con ellos las historias humorísticas que conoces; eso las hará incluso más divertidas.

Al concluir, los efectos que la risa produce en el organismo humano son múltiples. Todos ellos positivos y recomendables. Algunos de estos son:

· Ejercicio: Con cada carcajada se pone en marcha cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa.

· Masaje: La columna vertebral y los cervicales, donde por lo general se acumulan tensiones, se estiran. Además, se estimula el bazo y se eliminan las toxinas. Con este movimiento el diafragma origina un masaje interno que facilita la digestión y ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas.

· Limpieza: Se lubrica y limpian los ojos con lágrimas. La carcajada hace vibrar la cabeza y se despeja la nariz y el oído.

· Oxigenación: Entra el doble de aire en los pulmones, de ahí que la piel se oxigene más. En concreto, los pulmones mueven 12 litros de aire, en vez de los 6 habituales, lo que mejora la respiración y aumenta la oxigenación. Con esto se desmiente la idea de que la risa provoca arrugas en el rostro, ya que lo tonifica.

· Felicidad: Favorece la producción de endorfinas y encefálicas en el cerebro, que son los neurotransmisores (formados por cadenas de aminoácidos) que se encuentran sobre todo en el sistema linfático y cuya función es combatir el dolor disminuyendo la receptividad del organismo ante estímulos dolorosos; es así como la risa estimula la producción de endorfinas y, por tanto, disminuye la intensidad de los fenómenos dolorosos.

Academia Espiritual de Yoga ANANDA